
Sé que la foto nada tiene que ver con el tema que voy a tratar. El perdón.
Jesús de Nazaret dijo que en la oración para hablar con nuestro padre Dios teníamos que pedir perdón,
perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
A veces, muchas veces, nos es muy difícil perdonar: un hermano, un amigo, nuestra pareja, un compañero, etc, etc. Siempre existe el peligro de que el otro nos haga daño, pero más peligroso es no saber perdonarle.
No hablo ya como cristiana si no como persona. Suena muy bonito otra cosa que dijo Jesús de Nazaret lo de perdonar 70 veces 7 que en resumen es siempre.
¿Perdonar siempre? Eso es muy difícil, no imposible, se puede perdonar. Y lo sé por propia experiencia, porque ha habido ciertas situaciones en mi vida que me han dejado entre la espada del rencor y la pared del martirio con pocas opciones: ¿Me martirizo pensando en lo que me hizo y paso del tema? ¿Hago que sienta lo que me hizo sufrir toda su vida? ¿O lo perdono?
Hace poco perdoné a una persona que me había echo mucho daño, a la que creí amar. Aunque luego me dí cuenta de que eso no era amor quise hacerle sufrir hasta matarle del dolor que él me provocó a mí. Pero recientemente me dí cuenta de que no me merecía la pena hacer eso, porque mientras le hiciese sufrir me haría sufrir a mí recordándome todos los días lo que me hizo y manteniendo la herida latente en mí, mantenerla abierta tontamente. Pero muy tontamente. Te haces sufrir a veces más a ti que a esa persona. No vives más que para hacer que esa persona sufra, tiemble del dolor de tu corazón. Llora por el dolor pero no intentes devolverlo, aumentarás ese dolor que sientes. Te hundirás en la negrura de tu alma.
Todo esto lo comprobé cuando había oscurecido. Jajaja. xD. Es que mantuve la herida abierta un año. Todo un año. Para darme cuenta de lo que tanta gente tarda su vida en descubrir. No vale la pena odiar e intentar devolver el mal que nos dan. Más vale vivir ese tiempo descubriendo algo bueno en los demás, mejorando nuestra vida, haciendo de nosotros algo de lo que cuando estemos a punto de morir digamos para nuestros adentros, no me arrepiento de mi vida, esto ha merecido la pena vivirlo y lo volvería ha hacer todo de este modo 50 vidas más.
Creo que ya he dejado claro una manera complicada pero plena de vivir, he conocido la peor parte de mí este año sin querer perdonar a ese bache en mi vida, a esa piedra que me hizo tropezar y hacerme daño, eso que hizo sentir que no había nada bueno en mí a través de todo el daño que intenté hacerle, devolverle. Ahora me siento capaz de volver a sonreír como cuando era niña, a aprender de este error y a volver a caminar con la frente muy alta sintiéndome capaz de mirar para arriba, para mi futuro, sin dejar de soñar por algo oscuro en mi pasado.
Perdonar, aunque me costó un año, ha sido de las mejores cosas que he hecho en mi vida.